A un tiro de piedra, literal, de la vecina isla de Córcega, con un rosario de islitas e islotes encantadores salpicando sus agrestes costas y sus recónditas y salvajes calas, allí nos espera el mar más cristalino y la naturaleza mediterránea más auténtica. El norte de Cerdeña, ni más ni menos.
MARINEDDA HOTEL THALASSO & SPA 5*
El característico color rojizo de las rocas que la forman da nombra a la costa y a la población, Isola Rossa. Un lugar muy sugestivo y romántico, con un pequeño puerto, también de granito rojo, y tradicionales barcas de pescadores, donde la llamada torre española, el paseo marítimo y sus bares animan la vida nocturna, al igual que sus fabulosas playas hacen lo propio de día.
El Hotel Marinedda surge delante de uno de los paisajes marítimos más encantadores del Golfo del Asinara. Sobre un promontorio que desciende suavemente hacia el mar, hasta una playa de belleza extraordinaria, poco profunda y arenosa, apta para los juegos de los más pequeños, a la que se puede llegar andando.
Allí se ubica el Marinedda, un elegante hotel dedicado al relax y al bienestar: un moderno Centro de Bienestar especializado en tratamientos de talasoterapia. Sus diferentes piscinas de agua marina climatizada, muy agradables todo el año, además de un servicio de asistencia para niños, y múltiples actividades para el tiempo libre hacen de este resort un destino ideal para familias amantes del mar.
VALLE DELL ERICA RESORT THALASSO & SPA 5*
El Resort Valle dell’Erica surge en plena naturaleza, en la costa de Gallura, delante del Parque Internacional del Estrecho de Bonifacio. Los acantilados calizos de Bonifacio, en Cerdeña, y las muchas islas a poca distancia de la costa, son fácilmente accesibles y resultan una agradable excursión desde el resort, ya sea alquilando una lancha y descubriendo calas secretas o navegando en un precioso y antiguo velero renovado entre las islas y sentir la experiencia del viento en las velas… emociones a las que resulta difícil decir que no.
El Resort Valle dell’Erica lo forman dos hoteles: el Valle dell’Erica y La Licciola, inmersos en un parque de 28 hectáreas, rico en plantas y esencias naturales, rodeados de 1400 metros de costa, de calas y playas de arena blanca y fina. Un escenario natural entre los más hermosos del Mediterráneo.
Un auténtico oasis de relax y de placer para unas vacaciones exclusivas en Cerdeña, el Resort Valle dell’Erica, clasificado entre los 25 mejores resorts de Europa por Condé Nast Traveler US, ofrece lujosas acomodaciones, el prestigioso Centro Thalasso & SPA Le Thermae, tentadoras piscinas de agua marina y 7 elegantes restaurantes con vistas al mar donde saborear excelentes especialidades gastronómicas. Los alimentos genuinos y el bienestar natural son, quizá, el secreto de la longevidad sarda. Una idea innovadora para unas vacaciones regeneradoras.
CAPO D’ORSO RESORT THALASSO & SPA
Un romántico paraíso en Cerdeña, ideal para sus vacaciones en la costa, en el prestigioso parque de Cala Capra y en la bahía homónima. Uno de los destinos más hermosos de la isla, frente al archipiélago de La Maddalena y a la Costa Esmeralda, a poca distancia de Porto Cervo. Una posición perfecta para disfrutar de la animación característica de la Costa Esmeralda, sin renunciar al deseo de intimidad y relax, en la costa más hermosa del norte sardo.
Capo d’Orso es un exclusivo hotel, escondido entre olivos salvajes y enebros. Los 100.000 m² de parque están rodeados de pequeñas playas de arena blanca y senderos naturales. Siempre ha tenido un encanto particular, simplicidad y elegancia hecha de pequeños grandes detalles. La excelente cocina de sus restaurantes (uno de ellos literalmente sobre el mar) alegra los paladares con gustosas interpretaciones de la tradición y la exquisitez del pescado de Cerdeña.
Disfruten del exclusivo Centro de Bienestar Thalasso & Spa “L’Incantu”, cerca del mar; del sugestivo campo de golf de 9 hoyos, con campo de práctica; de la piscina en el arrecife con increíbles vistas al mar; de la estupenda playa de arena blanca, muy fina, entre el pequeño muelle-solarium y la punta de Cala Capra, protegida siempre del viento; y de la romántica playa de Cala Selvaggia, cuyo nombre (“salvaje”) la define totalmente. El verde que costea el mar cristalino. La perfumada vegetación mediterránea. La paz de gozar de la naturaleza mágica de Cerdeña.